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“JOSE DOLORES AGUILERA:
UNA LUZ QUE NO SE EXTINGUE”

Pocas personas del medio periodístico pueden ufanarse de haber conocido y tratado tanto y tan profundamente como yo a uno de los grandes de la pintura en México.

Cuando me enteré de la presentación de las obras pictóricas del Maestro Aguilera, lo primero que me vino a la mente fue que por fin, el público exigente iba a disfrutar de un arte tan hermoso y vital realizado con una técnica que atrapa al espectador por su minuciosidad y finura. Los trazos del Maestro Aguilera fueron siempre finos y dirigidos a exaltar una disciplina como es la pictórica y recrear una inmensa espiritualidad no vista en otros cuadros.

Yo tuve el privilegio de entrevistar no una, sino ocho, diez, quince, muchas veces al excelente pintor cuya sencillez contrastaba con su genialidad.

Gratos son los recuerdos que atesoro de los momentos que frente a sus nuevas obras, el maestro desgranaba sus sutilezas poéticas y sus observaciones siempre sabias acerca de una obra suya.

Dueño de un gran ingenio y de una sobrada inteligencia, Aguilera se paseaba por las calles llevando siempre una revista doblada en sus manos para cubrirse del sol.

La vocación artística del Maestro Aguilera le duró toda la vida. Fue un elixir que no pudo dejar de beber para hallar satisfacción y ser feliz.

Luis Alfonso Méndez Lara
Periodista.




El maestro Aguilera ha dedicado toda su vida a la pintura con una vocación firme y sostenida, ha hecho de ella un apostolado ejemplar e insuperable. Gran artista autodidacta, verdadero y valeroso ante los desafíos que esta difícil profesión afronta.
Ahora, por fin, su colección particular sale a la luz para que el mundo la conozca, tendremos la oportunidad de admirar su pintura, que ha permanecido oculta, como precioso tesoro, celosamente guardado por su creador.
La obra del maestro Aguilera proporciona alimento espiritual, indispensable al ser humano, prioritariamente en esta época enajenante, materialista y de zozobra universal.

Salvador Almaraz
Alumno.




El maestro José Dolores Aguilera sabe interpretar por medio de símbolos, la nostalgia de la gente por un mundo mejor basado en la lucha diaria por la libertad y por un poco de justicia política y social.

Sus grandes acontecimientos fueron los cuadros que pintó y su gran logro, ver su vocación cumplida. Autodidacta, llegó a convertirse en maestro de su oficio con corazón de poeta y fantasía de original artista.

En algunas de sus obras principales el arrobamiento místico raya en lo sensual, como en Eclipsamiento© (1962) en donde una mujer con medio velo en el rostro y con corona de blancas flores de casahuate, aparece sumida en éxtasis en medio del trajín de la vida cotidiana.

De la misma manera otras figuras simbólicas de hombres y mujeres, ángeles y niños, santos y pecadores, oscilan entre lo terrenal y lo celestial, lo real y lo fantástico, como si la religiosidad del pintor estuviera hecha de vida cotidiana y su vida cotidiana fuera absorbida por la fe y la fantasía.

José Dolores Aguilera plasma con entera naturalidad y con detalles realistas muy exactos, lo sobreterrenal. Pintó murales en distintas iglesias del Bajío y otros lugares que son testigos de un arte que despoja al milagro de lo antinatural y al éxtasis de lo morboso, ya que bajo la mano talentosa de Aguilera, las visiones, los arrobos y las quimeras se convierten en algo universalmente humano. Esto se advierte en obras maestras como Congreso Eucarístico© (1940),
Virgen de Dolores© (1945),El limosnero (1945), Niño tocando la flauta© (1950), Vendedora de Flores de Calabaza© (1960), Ensoñación© (1960’s), La Marina Flotante© 1963 El Escriba© (1970)© Pintando a una musa©(1980) y en otras pinturas.

A través de ocho décadas de trabajo, si se considera que Aguilera empezó a dibujar de niño, cambian los tamaños de sus cuadros, florece su organización de elementos plásticos, enriquece su color y hasta su escritura artística se va transformando en el correr del tiempo, evolución que revela a un pintor de fuerte expresividad que impone al espectador una situación psíquica sobrenatural y fantástica para que éste la resuelva hasta donde se lo permita su capacidad imaginativa y emocional.

El gran éxito de Aguilera se debe tanto a su talento para plasmar formas simbólicas como a la sensibilidad del público que las entiende y las interpreta.


Bertha Taracena.
Asociación Internacioal de Críticos de Arte
(AICA) de México




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